Tiempo. Limitaciones adquiridas o impuestas. El que está escribiendo y el que escribe sabiendo quien es el que leerá lo escrito. Antes o después y una serie de interpretaciones venideras de muchas o ninguna parte. Porque sin duda el don que tenemos como especie nos permite interpretar desde nuestra propia verdad que es limitada. Nunca dije que fuera menos verdadera. Entonces uno para, escuchar, mira y siente, y se da cuenta que uno quiere escribir lo que viene desde esa matriz sucia y olvidada que sólo acumula polvo silente de tiempos que no vienen y se despiden con una sonrisa en la boca. Bocas vibrantes, hambrientas, temblorosas que no logran gesticular nada porque las cuerdas vocales están fibroticas y majaderas. Mirando una vez más el conjunto de letras que se disipa en una flama continua que nunca se extingue pero si disminuye con la escasez de combustibles. Fosiles o renovables la verdad es mucho más de lo que se lee a simple vista, pero no por eso debe ser interpretada. Porque la interpretación te atrapa sin mucha fuerza, pero te seca por fuera; en aquel capullo de eventualidades frívolas y vacías esperando ser coloreadas por algo más que una uña desgarrada sobre el pelaje profuso de un animal de rapiña. El viento sopla como lo pintan en los cuadros colgados en aquella muralla pintada de gris y asbesto resquebrajado, visiones de futuros pasados que inciertamente no prevaleceran en el inconsciente frágil y no tan colectivo de los sucios andarilhos cubiertos por una nube tenue e infinita a simple vista que no deja de verter su lluvia fría en la pyquis del que esté de turno...
Una vez más el aspecto interpretativo se querella contra el pasivo mundo interior del desconsolado corazón cerebral que asume el rol paterno y marcapaso de una campaña perdida en una tierra extranjera de sirvientes mandandos a morir por nacer bajo la marca de los gitanos y notas olvidadas de la sinfonía de la creación. Una vez la palabra tuvo poder en un vacío lleno en plenitud de nada, el cual nunca fue apelable pero si enmendable. Y lo que a simple viste no pudo escapar de victorianos en capucha oscura y trogloditas neandertales, no lo hará en el pasado incierto desenterrado y mantenido con vida bajo la turbidez de los momentos gestados en el vientre distentido y famélico de los herederos de la tierra.
Caminos; es la hora de elegir entre ese y más caminos todos con golpes ninguno de sobra y vacilando entre llantos y villancicos alegres en período de inequidad socialmente controvertida. No más contención ni cadenas burdas de imposición interpretativa ni resolutiva. Atrevimiento en el devenir de los acontecimientos, el que lea lo hará con su corazón por delante, cruzando cualquier pared de fuego, escudriñando los rincones exclamados y renegados, polvo y más polvo en movimiento en un camino hacia el emporio olvidado.
Las 3 preguntas de Jacob.