Monday, September 28, 2009

Deus ex machina

Un gato inició su caminata bajo la lluvia que traía pequeñas gotas solidificadas por el frío del ambiente. Algo que nunca antes había visto…

Este era el momento de los nunca antes:

Los nunca antes hicieron que más tarde notase un arcobaleno en el cielo sin ninguna razón –aparentemente– en especial.

Caminó por la misma calle luego de tres meses lejos pensando en qué realmente había mudado. Caminó por estrechas callejuelas desconocidas que resultaron traer sorpresas. Porque cada paso reverberaba con el sonido de los nunca antes. En un espacio corto de la línea espacio-tiempo las nubes de lluvia se disiparon.

De pronto sin ningún aviso, estando en el máximo de los peligros con un desenlace inminente ominoso apareció un…eh…ser de otro planeta invocado por la televisión…no, salido de la tele y lanzó un rayo…de…luz…mágico…que nos salvó a todos y así hubo un final feliz.

Sin embargo inevitablemente pensó en escenarios más pesimistas. Si fuese de otro modo, no sería el gato. Cuidado con los auto-sabotajes decía la señalización de la esquina. Los nunca antes se encargaron de iluminar la pista de aterrizaje para el ser alienígeno en su camino desde la televisión.

Ingresó perdido en pensamientos al famoso supermercado y, en medio de los aparatos tecnológicos, la rueda de los encuentros giró imperceptiblemente.

La influencia de los nunca antes se encontraba en el ambiente, allá dónde los hard-drives externos se acercaban a los pendrives y los ipods.

Extraño sin duda fue hablar de la nada sobre la experiencia (y en inglés) dónde me dijo que quería vivir 120 años y el gurú en Katmandú le enseñó a oír abstrayéndose del espacio externo.

Dios desde la maquina, señales inalámbricas fallidas y un rayo de luz al final del arcoiris dónde los zorros secretamente celebran su matrimonio.

Wednesday, September 23, 2009

Recreate the conditions

La semana pasada comenzó más extraña de lo habitual: era la última semana de la estadía en la ciudad y diversas instancias definitorias tomarían parte en el palco final. La diarrea empezó el domingo después de almuerzo. Todas las sospechas apuntarían al jurel en omelet con pepinillos y cermeza fría del día anterior.

Era una llave abierta a la inmensidad del desagüe infinito de la vida y la muerte. Al tercer día, resucité en gloria y majestad. Hubo gente que se aventuró con una hipótesis diagnóstica psicógena. Who knows?

Día de presentación del trabajo, esfuerzo prácticamente individual de cierta amiga. Día de examen con un Dr que se suponía no tomaba examen. Día que suponía cierto stress adicional. Día que de alguna manera resultó mucho mejor de lo esperado.

La semana tenía un dejo especial, coincidiendo con el inicio de las fiestas. El momentum comenzaba a gestarse. Situaciones bordeando lo surreal de los encuentros y tiempos. Despedida con pizza y otros brebajes con limón y sal. Critic moments.

Decisiones, caminos no tomados, futuros posibles, dulces de La Ligua, notas mágicas, ovejas mensajeras.

La gallina me hablaba mientras preparaba el fuego, la chirimoya me sonreía mientras se teñía, los mensajes me acompañaban durante el ascenso por la cuesta.

La semana pasada estaba terminando con un cielo estrellado mientras caminaba por la carretera en el campo en busca de algo parecido a una ramada, estrellas fugaces, frío y conversas que generaban más confusión que aclaraciones. La conclusión fue seguir la/mi intuición.

La misma que no hice caso cuando ya eran las 5am y todavía no había ninguna ramada. De vuelta con música, las estrellas desaparecían y el amanecer se asomaba entre los cerros del paisaje. In that moment all was well.

El día comenzaba en aquel escenario, día en dónde finalmente después de 3 años las condiciones se volvían a recrear sin aviso; dónde los factores tomaban parte en el escenario siguiendo el guión de un momento único.

Estaba convencido de que por ese instante limitado el patrón podía modificarse. Las piezas estaban alineadas funcionando en equilibrio dentro de un intrincado engranaje. Una melodía empezaba.

El día terminaba en otro escenario con la relatividad tomando la forma de una gallina cósmica sonriendo en su vuelo por un cielo estrellado plasmando un camino posible a través de la masa de los dulces liguanos mientras inevitablemente la chirimoya presentaba una instancia de encuentro capaz de generar una onda por el desagüe primigenio.

Sonrisas, señales, momentos, mística, cambios.

[I want to believe].

La decisión tomada

Se abre la ventana
de lejos
sin avisar
en la montaña
amanece lentamente
luego de una caminata
bajo las estrellas

Al abrirse
amanece
y con sorpresa
sin esperarlo
una historia sonríe
quiero/quieres
creer

Abierta la ventana
veo como empieza a morir…
el pulso a disminuir
bajo las estrellas
de cerca
decido alejarme
cae la noche oscura
sin estrellas
porque la decisión tomada
determina
el fin de una caminata
para que empiece otra

En la montaña
futuros posibles
dejan de respirar
en el orden de las decisiones
desde tiempos antiguos
mirando de lejos
y de cerca
la ventana se cierra
se abre otra

En este universo
las decisiones conviven
con futuros posibles
cuya convicción
en el corazón
y valentía en
las elecciones
permiten otras historias
al decidir…

Tuesday, September 22, 2009

Tiempo en

No estaba muy claro de cómo partir este post y como aunar con mediana precisión una serie de ideas y eventos que están ligados por una decisión tomada hace tres meses que determinó un futuro posible. Tal vez lo correcto sería fraccionar a tolerancia en un orden no tan cronológico una serie de impresiones y conceptos obtenidos después de este periodo de tiempo significativo.

Con este preámbulo no tan elaborado, con cierta flojera que intenta ser vencida por las ganas y el optimismo que implica ver cómo se recrean las condiciones de forma inesperada, intentaré comenzar. No seré tan maniático esta vez por lo que no editaré demasiado el texto final para lograr algo si bien no tan estructurado, sí espontáneo a la lectura de quiénes estén leyendo hasta aquí aún.

En el último tiempo, la recta final, he podido definirme con una frecuencia mayor. Soy un tipo pesimista optimista, que generalmente piensa en el peor escenario posible (y a veces hasta imposible) pero que al mismo tiempo quiere creer que las cosas pueden ser diferentes, que el patrón puede modificarse de una vez por todas.

Y fue por eso y otros factores menores que esa mañana decidimos rápidamente, que nos embarcaríamos en la aventura de irse por tres meses a otra ciudad, en un centro de mediana complejidad que sin duda disponía de un ambiente más ameno, tranquilo y amable que lo acostumbrado en el viejo Stgo.

El viaje en bus fue tranquilo considerando el sufrimiento previo provocado por el peso de múltiples bolsas que suplían la función de una maleta-bolso ignorada para el viaje visando practicidad. Todos éramos de esos monitos altiplánicos que tienen muchas bolsitas con semillas y hojas de cocas. Cuando pasé el torniquete boté el triangulo metálico que estaba al lado y sonó al caer bastante metálico solo por el volumen de mi mochila.

Nos encontramos todos los presentes y nos dispusimos a viajar. Una compañera demostrando el pragmatismo sólo llevaba un bolso con ruedas. Notable ante toda expectativa.

(me doy cuenta que sí sigo a este ritmo serán varias páginas)

(leyendo a la rápida no está tan…)

La casa nos acogió inmediatamente, había espacio de sobra y en pocos días --considerando que se cortó el gas y el agua en la primera semana-- ya había internet también…

Si me preguntan dónde empezó realmente la historia, fue en un telepizza, bastante simbólico debo agregar. El inicio de un ciclo que traería un sinnúmero de experiencias, dónde algunos encontrarían en una vertiginosidad insospechada más que churros o calzones rotos.

Otros por primera vez en la historia encontrarían una instancia casi surreal de decisión?

Nos acostumbramos a vernos todos los días y a compartir. Algunos jugaban ping-pong en una mesa traída en base a manipulaciones perpetradas por una mente distorsionada capaz de juntar las piezas como peones en un tablero de ajedrez.

Se preparó sushi, tacos, un asado en que nadie daba un centavo, se llamó a telepizza en algunas ocasiones coincidiendo en la instancia final dónde el círculo se cerraba otra vez.

Comenzaron los turnos, las visitas en el hospital, el servicio, la comida del casino tan variada y al mismo tiempo la papa, en su rol indiscutible, como denominador común.

Otro interno con discordia incluida en una ocasión de desvestimiento compartido y no informado, se encargó de plasmar un poco de todo, desde la experiencia docente asistencial a la vida en la casa-estudio en los siguientes posts, lectura recomendada para entender de mejor manera el fenómeno de Quillota:

A mitad del internado, la sorprendente reunión “administrativa” para informarnos que estábamos borderline. Y yo pensando que la estábamos rompiendo.

En la recta final, dos eventos socioetilicobailables que dieron más vida a la casa e iniciaron el giro de la rueda del destino. Antes de eso, me di cuenta.

Y sin duda el tiempo pasó muy rápido, los turnos, el viajar de regreso en ambulancia para que te esperen en la cama con pizza fría.

La camaradería que se da en la intimidad mientras quieres dormir y adivinas los soundtracks de los videojuegos más significativos de tu infancia.

Partidos de fútbol que trajeron recuerdos de otros tiempos y el reencuentro al mismo tiempo con un presente que se construye día a día.

Tuve a mi disposición un gran actor, versátil en múltiples escenarios que sólo podían encontrarse allá. Las historias elaboradas en los papelitos producto del pensamiento mágico se levantaron y tomaron forma audiovisual.

Otras historias se alzaron en el camino, con sorpresa me mostraron que las condiciones se pueden recrear. Hay que ser críptico hombre, aunque esto en realidad es tema para otro post.

Más lectura recomendada en este link: Quillota

Nunca quedó claro si realmente era una callampa gigante o una papaya…

De despedida uno de los presentes cumplió su parte at the bargain.

Nota: Este post puede ser continuado.

¿Cuál es la sensibilidad del IFI para el ADV?

Saturday, September 12, 2009

Let's Fight

Un adelanto del próximo proyecto: Hiar X

Disociación

Diso-acción

Intentaba escribir todo rápidamente antes que perdiera las impresiones iniciales. La velocidad se incrementaba infinitamente rompiendo el cristal tenue que limitaba la cuarta pared. Los números nunca fueron tan inciertos, eran disueltos en el mar de realidad que se recogía evidenciando todo un territorio desconocido a simple vista. El momento se acercaba en una contracción fuerte, única y necesaria para el parto de ideas y momentos que esperaban tierra fértil para poder crecer y echar raíces.

Diso-cimentación

Apretar el freno, disminuir el torque al momento de la curva esperada pero no avisada por ningún tipo de señalización. Quería tanto regresar al momento en que todos éramos gatos soñando para regresar las cosas a la manera que siempre fueron. El cristal reverberó a tal frecuencia que se desintegró en miles de infinitos fragmentos que dejaban entrever un micro arco iris difuso en extensión de una tierra ávida por nutrir las semillas de la foto de un momento en regresión cuando los universos paralelos convergen.

Diso-generación

Soy un pesimista varias veces al borde de la paranoia. Creo en la convergencia, en las historias generadas en un universo que las favorece dónde no existen finales realmente, sólo continuaciones. Soy un pesimista que quiere creer que las cosas pueden ser diferentes, en que algún día el patrón pueda ser modificado finalmente en un viaje irrepetible mientras intentaba escribir todo rápidamente antes que me perdiera en la velocidad infinita.

Wednesday, September 02, 2009

Relativemos

Título escrito mal a próposito. Confianza. Esta última temporada he tenido menos producción en escritos. En parte he invertido en ciertas apuestas que pretenden ser audiovisuales. Algunas ideas lo lograron y pasaron del umbral para ver --de cierto modo luz tenue y calma. Tal vez la interpretación y ejecución de un mismo concepto se han ido distanciando por caminos opuestos en el desentendimiento neto e infinito de un fondo de saco orgánico desierto y no menos cierto. Miraba el otro día un ejército de hormigas pensando en la colmena de ciempiés devorados por una jauría de peces-lagartos llenos de plumas doradas que reflejan luz tenue y calma.

Conversando le informó que viajaría para Cartagena. No volvería todos los fines de semana ya que al parecer era bastante entretenido por allá pero en realidad aún no conocía ese pueblo. Una vez viajó para allá y había sido una experiencia de vida. Volvió a preguntarle si era esto cierto y entonces le contó la historia de cómo por azar de la luz tenue y calma había hecho un amigo, un buen amigo hasta el día de hoy. O hasta el día de ayer. Confianza. Luz tenue y calma. Intenté pensar como él por un instante y sólo me vi reflejado en el espejo oscuro lleno de aprensiones y retenciones sanguinolentas ajenas de la pena del desvarío ingrato y solitario que todos alguna vez deberían evitar pero invitar a toda fuerza del mismo principio inamovible. Entropía. Las apariencias se moldean con el devenir de los sentimientos que dejan de ser al momento de definirlos.

Nuevamente en el centro, en la periferia, en el eje de un engranaje que no deja de girar y gastarse hasta el momento en que todos finalmente viajemos en la individualidad en busca de una estrella lejana que nos pertenece desde el momento de la concepción y que nunca ha dejado de brillar para nosotros --una luz tenue y calma.

Conectarse con el subconsciente que busca un lenguaje corporal exterior en una conversión de la psiquis que acarrea un profundo malestar.

Tres intentos y con ese, la puerta se abre como siempre debió haber sido. Guardo la llave que será adornada con bellas piedrecillas de colores que reflejan más allá del iris de un amargo trago intracórporeo en busca de redención.

Pensé como ella, como él, y encontré la palabra que disipa las sombras dónde antes no había nada más que el vacío que vibra con la voz única de la creación. Pensaba, miraba, creía en algo un día y en lo opuesto al otro. El día llega a su fin, y yo miro en busca de la luz tenue y calma. Hasta el día de ayer cuando todas las cosas por su nombre no se encontraban dónde.

Tuve un sueño raro, triste, desperté llorando, me dormí riendo. Estaba oscuro, era de día, la pena le trajo la alegría que nunca conoció por estar enojado con la vida que nunca quiso vivir pero que construyó con todas sus fuerzas. Me levanto, me encojo, busco, dejo de respirar, toco el timbre. Tuve un sueño largo en pequeñas lágrimas que se encogieron en una gran gota de agua que ahoga todo un océano. Los detalles importan. El mal cuarto de hora no es nada. La rabia solo trae felicidad embalada en las letrinas horribles de otro cuarto contenido en uno más amplio pero no por eso menos cálido.

En el vértice con el abismo en ambos lados, cierro los ojos, dejo creer con la convicción de la trascendencia de todos los momentos que me constituyen en el ahora sin fin para por fin, sin dudas más que todas las que me constituyen en el ayer finito de la trascendencia me lleve al centro constituido para el futuro simbólico en la continuidad de una línea espacio-tiempo fragmentada. Luz, tenue y calma.