Saturday, February 25, 2006

Peaje Indómito

Entonces...cómo empezar esto? hum, ya sé con una frase que escuché hace poco y que esconde un verdadero significado iluminado por el poder de los 7 espiritus: "Washita! vamoh a la excalibur?" Las vacaciones llegan a su fin, para bien o para mal todo llega a este punto, recuerdo las historias, ellas me dan esperanza, este universo favorece las historias, en donde ninguna jamás termina y sólo pueden haber continuaciones, quiero creer en eso; como también entender que yo no elegí aquel restaurant...el nos llamó...mientras mi amigo creía que esto era concidencia ya que es un hombre de ciencia, yo un hombre de fé, sabía que todo ocurría por un propósito, por una razón. Aunque la comida era extraña y camuflada en mares de aceite, había cosas secretas y deliciosas como esas bolitas dulces y el fideo blanco. Pero también debía sortear una "quest": ir al baño para perpetrar una evacuación inminente, por qué suceden estas cosas en los momentos menos pensados? mezcla de finos manjares con ida al salón de la fama. En fin, elegantemente me dirigí a mi destino sonriendole a todos aquellos chinos que se econtraban merodeando las instalaciones, en la puerta número 1 no había nada a no ser la esencia, en la 2 no quise arriesgarme aunque inevitablemente lo tendré que hacer al enfrentarme a Pucca...y finalmente en la 3 se encontraba lo que perseguía, ipsu factus...falsa alarma, aún así estaba la sopresa, sonidos de la cabina de al lado, y la esencia que gratifica y acaricia las narinas.
Luego, más relajado y más molestado que antes pude regresar a lo que realmente significa buffet abierto; como las sorpresas nunca acaban hay una aplia gama de postres multicolores, frutas que los lugareños llaman uvas tb de 2 colores y un extraño moouse de color café que llamaba a recordar otra cosa menos agradable. Los cinturones son innecesarios en este mundo, dónde sólo el más rápido y grande lleva la ventaja...veo que la hora se va justo cuando encontraba la voz de esta historia, la cual regresa con aires de terciopelo entremezclada por un fino vellonsino de oro de cabra, porque comer comida mexicana y esperar el resultado es muy interesante. Aunque nunca hubo de esa comida, los chinos y su conocimiento culinario de milenios de antiguedad tienen como ese sentimiento de frescura total que embarga el inconciente colectivo haciendo secretar a las parótidas con un dejo de dolor casi sútil. Súmele el pastel de cumpleaños para tener un retrato casi quijotezco. Ayer fué sorprendente, hacía tiempo que no disfrutaba el perder el tiempo, compartir con otros espiritus es una de las claves, la otra es ver que finalmente se revelaron las fotos de estas vacaciones, y al final solo resta el contemplar.

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