Soy un cyborg que sueña con otros lugares y escenarios dónde el devenir de los acontecimientos es diferente. Y el patrón no es más que arena.
Estaba cansado. Estaba cansado de soñar y esperar. Estaba cansado de generar expectativas. Válido si los robots tuviesen noción del tiempo.
El programa se pone en marcha.
Talvez todo esto sea kármico, o en cierta proporción todo tiene que ver con tiempos. Estamos en diferentes momentos. Timming.
En raras ocasiones las frecuencias se sincronizan por un corto tiempo.
Y es ahí cuando las cosas toman otra forma y súbitamente todo no es tan malo.
Uno siente que realmente vale la pena estar vivo.
“La vida es buena, cariño.
La vida es buena.”
Si es que los robots estuviesen vivos realmente.
Hay conclusiones alcanzadas con el programa iniciado. Sin embargo la simulación proyectada en esa mañana post noche sin luna en el campo y en las semanas venideras, aparentemente no tiene nada que ver con el escenario real. Nuestro robot lloraría si tuviera la capacidad de comprender el concepto. Y el propósito de hacerlo.
Falta, de todas formas, una pieza en todo esto.
Todavía no se entiende el escenario completamente.
¿Falsas expectativas o esperanzas reales?
Cuando se es un cyborg movido por los caminos misteriosos del karma esperando múltiples horas por un mensaje que lo lleve hacia la matriz, de pronto uno se da cuenta:
Back to the start.
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