En el reordenamiento de Vishnu el tren viajaba alrededor de los recuerdos al eterno retorno, pero las lágrimas de agradecimiento emergieron con las luces multicolores.
Esa actividad ocupacional poco valorada que inicia temprano por la mañana (oscura aún). Al barrer la memoria se activa y en la primera densidad la tierra suavemente comienza a vibrar para formar un Jardín Zen. (Alguien debería describir además el vínculo de acompañamiento que emerge entre varios de ellos).
Mientras caminaba con su módulo de aseo tuvo un infarto.
Nadie quiso ayudarle por lo que con esfuerzo alcanzó un colectivo (que le cobró los cuatro pasajes sin hesitar) para llegar antes que cerrasen la hemodinamia del hospital.
"Si te infartas en este sistema que sea antes de las una"
Su amigo no dejó de seguir el vehículo por varios kilómetros...
Cuando llegaron se mantuvo bajo la camilla todo el tiempo que fue posible luego de la evaluación en la urgencia.
Se reencontraron dos semanas después cuando fue a regular su situación. (No podría soportar ser abandonado como la vez que inventó a su madre una historia de que lo regalaría a una persona que vivía en una parcela para que pudiera desarrollarse y esa tarde caminó varias cuadras hasta que cayó la noche soltando su correa para salir corriendo sin mirar atrás).
Creo que esta historia ya la había escrito antes o puede que,
Sea el Jardín Zen vibrando desde la memoria del viaje en un vagón repleto de luces multicolores que iluminan el recuerdo de los lugares que solíamos recorrer cuando eramos cazadores recolectores hace catorce mil años.
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