Tenía tantas ideas para escribir hace diez años desde aquel desafortunado giro en la esquina de Ecuador con Alameda. Entonces el hijo de Apollo Creed aparece en el restaurante de Rocky para ser entrenado a pesar de todas las negativas que se presentaron en su camino, algo forzado sin duda pero funcionó. Esperando el barquito para sortear los canales y llegar a Castro pensaba en esto.
Mis amigos Pleyadianos que practicaban surf me invitaron a tomar absenta. Desperté en pañales en la Isla Friendship.
Todavía no llega la embarcación y hace frío. Lo sé, tuve una recaída. Una noche para darse cuenta que eran alienígenas y tenían toda una agenda propia aunque las cosas no resultaran.
No pensé que iria a extrañar esa época de amores platónicos y sí, han pasado diez años y son justamente esos giros desafortunados en esquinas dónde se posicionan personas disfrazadas de icónicos personajes infantiles sin importar el calor presente porque les pagan por hora para promocionar las carnes asadas de los otrora vecinos.
Todos los momentos están ocurriendo simultáneamente en un único instante irrepetible y eterno. Pero por ahora viajo a través de los paisajes del sur.
conversando sobre el origen de la vida antes de volver a trabajar
Aún con todo lo expuesto debo decir que si bien muchas veces las cosas han tomado caminos completamente contradictorios a lo que esperaba (basta ver la vestimenta que me prestaron) he ganado en canas y aversiones que con la justa medida de neurosis han logrado transformarse en hermosos trastornos de ansiedad intratables con terapias complementarias asociados a unos mecanismos de defensa envidiables que prontamente nos llevaran a algún episodio de paranoia y por qué no? Tal vez el clima de aquí favorezca algún brote (breve por ahora) de psicosis. Hace unos años mi hermano tuvo un sueño con los arcanos mayores del Tarot. Habían unos simbolismos y una suma de números que llevaban a la carta del Diablo y algo más, posibilidades de aprendizaje y crecimiento. Más tarde tomamos un ascensor para contemplar la ciudad.
Hola soy dios y quién pinto esa flor?
Entré en una habitación de la nave y sin ningún aviso vinieron a mi encuentro unos mosquitos a atacarme y sentí que estaba en la escena del cementerio de la película original de Golgo 13. No sé si fue obra del capitán con las cejas depiladas y el corte de pelo moderno. En la justa medida que todos esos libros estaban apilándose por toda la habitación y que aún no he leído no puedo recordar en qué momento las cosas se transformaron tanto, sin embargo son momentos los que me traen a recuperar el sentido...
Bajo a tierra firme después de tantas vueltas y sus ojos sin saber dónde anduve y las coordenadas de Friendship perdidas nuevamente a pesar de los avisos del tarotista y la cara desencajada de Patricio Bañados por un cerro sorteando un volcán de chocolate en dirección a la tarte tatin para decidir poner una pizza en el horno.
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