Thursday, April 09, 2009

Frequências

O felina levará ao andarilho por uma aventura cheia de revelações surpreendentes e deixará o mundo dele cabeça para baixo se consegue achar a frequência certa”

Alrededor de nosotros sin que lo notemos se suceden continuamente múltiples frecuencias esperando ser captadas. Es como si estuviésemos constantemente sintonizando una estación de radio sin saberlo. Vamos de frecuencia en frecuencia utilizando un dial intrínseco dependiente de las circunstancias que nos constituyen en una foto del tiempo: momentos. Algo similar ocurre con las personas, ergo relaciones humanas. Existen patrones que se tratan de evitar por instinto o experiencia. Sin embargo siguen reproduciéndose hasta perpetuarse en un gran porcentaje. Desde el interior del individuo emergen alcanzando a otros en un espacio de tiempo. Esa conexión existe a través de mecanismos sutiles de vibraciones. Todo se basa en frecuencias. Y eso es complicado. Las frecuencias son fácilmente perturbadas porque somos limitados en una época donde la sensación de estar conectado y cercanía a través de sistemas de mensajería instantánea, es una ilusión. Un gran y masivo engaño en el que tomamos el rol protagónico. La tecnología sobrevalorada no nos está acercando a nadie. Todo lo contrario, es un aislamiento progresivo en el yo. No somos más que islas en una mentira de conexión. Descalibramos nuestra capacidad de generar frecuencias espontáneas. Talvez sean patrones que se repiten una y otra vez en una iteración con la misma secuencia de números sin ser capaces de notarlo. Así no hay aprendizaje de los errores. Las ilusiones al inicio/final de los ciclos se suceden. 

Existen momentos que no suelen ser tomados en serio y que sólo ocurren cuando existe una secuencia precisa de condiciones o factores. Su reproducción es bastante difícil puesto que así funcionan las frecuencias, no existe repetición exacta. La sintonización nunca será igual por la dificultad de recrear las condiciones. Hechos cotidianos que a la vez son extraordinarios en una paradoja de perspectivas sujetas a la frecuencia con la que se toma la foto del momento: Atractivo y extrañeza que súbitamente devienen en su propia perspectiva. Las frecuencias no se mantienen por mucho tiempo. De hecho es todo lo contrario. Al sintonizar la ansiedad toma el control. La ignorancia en el proceso de búsqueda no permite alinear lo suficiente ya que la interferencia del momento es producida porque no existe paciencia. La sociedad nos arma con la ansiedad del control. Estamos solos: la torpeza del corazón nos aleja de las frecuencias adecuadas. 

Si pudiésemos generar frecuencias representativas en el instante dónde olvidáramos a las ovejas mensajeras, podríamos evitar el bloqueo iterativo, el escrito ansioso de mensajería que sólo obtiene ambiguas indirectas que suelen ser consideradas respuestas denotativas de importancia arbitrariamente colocada en acciones que no logran nada parecido al inicio. Palabras insípidas en un silencio encargado de dar respuesta frente a interés bidireccional en frecuencias totalmente diferentes. Captar frecuencias símiles a la nuestra en un instante irrepetible es una ecuación que involucra un algoritmo desconocido: exorcismo sin objetivo en particular. Simplemente volver al estado basal previo. Las frecuencias existen, simplemente dejé de sintonizar.

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