I.
Soñé con zombies. Estaban por todos lados y en gran número. Tenía que escapar de ellos. Antes de que todo se volviera zombie aparentemente, un partido de fútbol americano se llevaba a cabo. Sena no lograba pasar a su marca en varias ocasiones hasta que gracias a una técnica descubierta en el momento hizo una maniobra genial y anotó el touchdown. Lo que ellos no sabían es que estaban siendo observados por máquinas colocadas por los zombies. El partido en realidad ya había durado días pero nadie sospechaba porque estaban viviendo una ilusión. Uno de ellos se dio cuenta de esto e intentó avisarles, sin éxito, ya que la cámara vigilaba todo. Así, salieron unos pequeños murciélagos estilo mutante clásico que rápidamente se encargaron de silenciarlo. Cuando las cosas se veían complicadas, se me ocurrió escapar por las canchas de tenis. Algunos de los zombies sólo querían a alguien con quien jugar. Lancé el balón por algunos momentos escondiendo mi verdadero objetivo: acercarme a los límites del complejo y pasar desapercibido. En el camino me reencontré con un viejo mal presagio que parecía no infectado por la onda de los zombies. Pudimos intercambiar palabras cuando le entregué la pelotita en una de las ocasiones. Después de increpar mi actuar del pasado decidimos escapar juntos del incierto destino. Pasamos un camión extraño y de gran tamaño con forma de ataúd, que al abrir sus puertas dejó salir más zombies. Seguimos avanzando con ingenio entre las canchas de tenis que parecían interminables. Las superábamos una por una buscando en los límites un espacio en las redes metálicas que no estuviese cerrado. Podía sentir que nos acercábamos pese a que estábamos desorientados. Después de algún tiempo pude ver la ciudad más adelante, unos edificios apoyaban mi visión. Las canchas de tenis se habían acabado, un laberinto de arbustos se emplazaba en nuestro camino. Avanzamos un poco cuando del suelo un viejo periódico llamó mi atención. Era la típica historia de investigaciones médicas y/o biológicas que salen mal y que sin aviso infectan a la población y la vuelven un ejército de descerebrados zombies con un hambre voraz por todo lo vivo que aún no ha sido infectado…
Estaba oscuro. De pronto se ilumina todo y la escena era un gran número de zombies que circulaban alrededor de nosotros. Se acercaron rápidamente y sentí que cada parte de mi cuerpo comenzaba a ser distendida en diferentes vectores de dirección por cada uno de ellos. Nos desviscerarían en cuestión de segundos. No era una sensación agradable, debo decir.
Estaba oscuro. De pronto se ilumina todo y la escena era un gran número de zombies que circulaban alrededor de nosotros. Se acercaron rápidamente y sentí que cada parte de mi cuerpo comenzaba a ser distendida en diferentes vectores de dirección por cada uno de ellos. Nos desviscerarían en cuestión de segundos. No era una sensación agradable, debo decir.
1 comment:
Esto me dió ganas de jugar silent hill...
A,
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