Por el final del 2005 después de haber ido a un extraño evento Otaku en pleno verano dónde el calor sofocante se mezclaba con diversos aromas orientales se dio un curioso diálogo que involucraba que el lugar olía a nachos…Corrección: era como si alguien se hubiese tirado un chancho (erupto) después de haber comido nachos.
Más tarde unas percepciones no del todo erradas al menos en ese momento generaron durante la caminata de regreso la toma de una determinación que marcaría el año siguiente (el cual convenientemente ya fue comentado). Una paseo a la playa en un día nublado que quemó igual porque las nubes sólo protegen un 10% de rayos ultra violeta y ni hablar de protegerme de las cosas que era necesario vivir partiendo con permanecer una semana más en el hogar y despertar por la noche para ver…
Y pasó todo un año y al principio el 2007 parecía una mera extensión o segunda parte del 2006 con planes fallidos y nuevas especialidades por delante como la pupila de Argyll-Robinson que era una puta porque se acomodaba pero no reaccionaba,
Me enfrenté al matriarcado enojado y fue mal y como asqueroso pero es algo natural cuándo uno se da cuenta que a veces es necesario el proceso de lisis de cordón leyendo Berserk (después de ver la carátula del dvd olvidado que aún permanece empolvándose sobre mi antiguo VCR) y escuchando música motivadora para pasar los mejores momentos del verano cantando du yu rrili güan tu jur mi con lágrimas en los ojos y pizza en el estómago para que sonara la puerta y escuchar a lo lejos una voz “canta ahora po” momento freak entre las películas y un pico de tetera con spirodogs.
El festival de viña tomando una super ron-da trajo una despedida inesperada y sin ningún aviso, un momento que fue necesario porque hacerse adulto es todo un proceso.
Para mi sorpresa de repente me encontraba viendo el UCV TV mientras que, llegado el momento, las previas al 14/2 desaparecían con las guindas del mal al ritmo de un buen midi en la oscuridad escribiendo con papitas fritas
En algún momento el sitio pasó de Road a Aufheben permaneciendo la naturaleza de los caminos en estos 5 años
Las cosas de pronto tuvieron un quiebre en la línea argumental pareciendo más un manga que comenzaba bien aunque se tratara de american football porque de eso no había duda, iba bien en algún momento se supone porque hasta me rasguñó la cabeza un gato botando el jugo al piso y había pizza Hut con cheese borders.
De verdad quería creer, como si se tratara de una extraña enfermedad autoinmune en brotes.
En mi viaje ese año las babosas me hablaban en la cocina y sin darme cuenta comenzaba a gestarse una especie de complot en dónde me adentraba a lo Nicolas Cage en el extraño remake de Wicker Man.
A veces me veía escapando después de clases y otras veces enfrentando sin resultados. Una tarde por medios no tan lícitos tuve la confirmación de las sospechas con lo que finalmente dejé de wear y así, después de algunas semanas de andar en jeep incluso con papá como enojado a cagar y a 100 por hora me encontraba una mañana caminando por - nunca supe bien dónde estaba caminando- sólo sé que venía de Peñalolén y me bajé para tomar otra micro de regreso recibiendo una llamada al celular con invitación a almorzar puré con pollo hecho en casa.
La noche anterior noté el cambio,
Eran situaciones extremas porque recién se implementaba a totalidad el Transantiago como cuando esperaba en providencia por una micro con una montonera de gente y nos subimos todos hasta el perro y el tipo de las plumas para llegar al hogar 10 minutos antes de las 1:00 am porque cerraban
Las cosas no resultaron pero las aventuras quedan. Evitamos un pseudo intento autolítico cuando una sombra miraba la carretera después de haber visto una escena en una cabaña con los pasteles finamente elaborados con estados de ánimo bastante predecibles.
Fue en ese período que me di cuenta aún más del patrón y de lo que implicaba comerse los chokitos como un acto simbólico ya que las despedidas son más tristes cuando son de un ideal o punto de vista como en el funeral de Sandman.
A veces las metáforas perfectas se ocurren sin aviso ante la expectación de los pasajeros, el metro y un perro siendo aplastado por nuevos cortes de pelo y el olor a axila que se entremezcla con sabores del oriente demostrando un patrón a la vuelta de la esquina caminando después del dentista ya que muchas veces es mejor doblar y tomar otro camino
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