III.
Esa tarde se alargó más de lo necesario. Cuando finalmente regresé a la estación comencé a leer una historia en varias partes que estaban pegadas en las paredes. Me conversaban --o algo similar a eso, creo-- y yo respondía. Estaba realmente aburrido y tenía ganas de irme de ese lugar. Había apostado una vez más y era lo mismo. Estaba en eso cuando desde el zócalo de la pared del andén opuesto al mío, vi un gato que salía de un orificio. O la cabeza de un gato. Al parecer vivía en la estación de metro. ¿Qué hace un gato en el metro aparte de comerse los ratones? El gato comenzó a caminar y yo lo seguí de lejos…
Estaba en las canchas de tenis (sin hígado y aún podía mover una pierna, la cuál estaba a unos metros…)
Recuerdo que aprendí a caminar tarde. O puede que recuerde lo que se encargaron de hacerme recordar. Tenía 3 años. Recuerdo aquella tarde. Viajaba en mi coche llevado por mi madre. Vagos recuerdos de los árboles y el pasto alrededor. Olores suaves se mezclan con una brisa fría. Mi coche paró un momento. Mamá empezó a conversar. Entonces lo vi. Mucho mayor que yo. Tenía el pelo largo y oscuro como sus ojos. Usaba unos zapatos curiosos que me recordaban a robots. De alguna forma lo percibí distinto a todos los otros que había encontrado como yo. Su voz era más gruesa y hablaba como adulto porque, no lograba entenderle. Me miró y me dio vergüenza. Era un coche más grande. Sus movimientos parecían una danza. Usaba algo en los ojos. Tenía pocos dientes, grandes y amarillos. Me sonrió. Mi mamá me hizo despedirme con la mano. Ahora sé que era una silla de ruedas.
Esa tarde se alargó más de lo necesario. Cuando finalmente regresé a la estación comencé a leer una historia en varias partes que estaban pegadas en las paredes. Me conversaban --o algo similar a eso, creo-- y yo respondía. Estaba realmente aburrido y tenía ganas de irme de ese lugar. Había apostado una vez más y era lo mismo. Estaba en eso cuando desde el zócalo de la pared del andén opuesto al mío, vi un gato que salía de un orificio. O la cabeza de un gato. Al parecer vivía en la estación de metro. ¿Qué hace un gato en el metro aparte de comerse los ratones? El gato comenzó a caminar y yo lo seguí de lejos…
Estaba en las canchas de tenis (sin hígado y aún podía mover una pierna, la cuál estaba a unos metros…)
Recuerdo que aprendí a caminar tarde. O puede que recuerde lo que se encargaron de hacerme recordar. Tenía 3 años. Recuerdo aquella tarde. Viajaba en mi coche llevado por mi madre. Vagos recuerdos de los árboles y el pasto alrededor. Olores suaves se mezclan con una brisa fría. Mi coche paró un momento. Mamá empezó a conversar. Entonces lo vi. Mucho mayor que yo. Tenía el pelo largo y oscuro como sus ojos. Usaba unos zapatos curiosos que me recordaban a robots. De alguna forma lo percibí distinto a todos los otros que había encontrado como yo. Su voz era más gruesa y hablaba como adulto porque, no lograba entenderle. Me miró y me dio vergüenza. Era un coche más grande. Sus movimientos parecían una danza. Usaba algo en los ojos. Tenía pocos dientes, grandes y amarillos. Me sonrió. Mi mamá me hizo despedirme con la mano. Ahora sé que era una silla de ruedas.
1 comment:
Ahora sé lo que pasó! Cuando vi tu blog ahora, pensé que más una vez habia soñado con otros posts. Lo que pasa es que no me dí cuenta que existe Eso era un Stic-fix cuando era chico parte II , y ahora que lo veo, estas en la parte III. Todo hace sentido ahora.
Mañana leeré este post. Y el II.
Post a Comment